Durante muchos años se pensó que las personas con discapacidad visual grave debían ser tratadas como ciegos totales sin tener en cuenta para nada su potencial visual, creando así en ellos una serie de desajustes y de actitudes negativas. Esta afirmación se basaba en la creencia de que la visión debía ser ahorrada, para que su uso no acelerara el proceso de la enfermedad ocular. Hoy en día se ha demostrado de forma científica, que el resto visual del niño o adulto, por poco que sea, debe ser utilizado al máximo. Por ello, es necesaria una estimulación adecuada y gradual de la capacidad visual para mejorar su eficiencia visual.

Los programas de estimulación visual, están por tanto, diseñados para ayudar a los niños con deficiencia visual grave, a encontrar sentido a lo que ven y a saber interpretar las sensaciones que perciben. El desarrollo de la capacidad visual, que un niño de visión normal tiene de manera espontánea, requiere de un entrenamiento específico en los sujetos cuyas anomalías en el sistema de la visión obstaculizan gravemente el desarrollo normal.

Consideraciones a tener presente en el desarrollo del funcionamiento visual:

  • El desarrollo de la capacidad visual no es innato ni automático.
  • La capacidad visual no está determinada por la agudeza visual, ni se relaciona con el grado o tipo de anomalía.
  • La capacidad visual se puede desarrollar a través de programas secuenciados de experiencia visuales.