La atención temprana, hace referencia a determinadas formas de intervención educativa, utilizadas con los niños durante los tres primeros años de la vida. En el caso de los bebés con algún tipo de deficiencia desde su nacimiento o durante los primeros meses de vida, el objetivo fundamental de la atención temprana es favorecer, potenciar, y facilitar un desarrollo evolutivo lo más normalizado posible; además de conocer a fondo las dificultades que conlleva cada deficiencia, de ahí la importancia de detectar cuanto antes la deficiencia visual del niño.
Cuando el niño llega al mundo sin visión o con una enfermedad visual grave, se origina una situación de angustia, los padres se sienten impotentes. En estos primeros meses se preguntan qué es lo que va a pasar, cómo tratar a su bebé o qué necesitan para que se desarrolle de la forma más apropiada. Los niños ciegos siguen un desarrollo paralelo al de los niños videntes. Partimos de unas ideas básicas para afrontar la educación de los niños deficientes visuales desde los primeros meses de vida:
- El organismo posee otras vías sensoriales (olfativas, táctiles, auditivas) que, adecuadamente estimuladas, pueden compensar en gran medida la falta de visión, de manera que no se altere seriamente el desarrollo evolutivo general.
- Hay que conocer el desarrollo evolutivo del bebé sin problemas de visión para comprender más fácilmente las dificultades con las que se encuentra aquel que es deficiente visual para desarrollar determinados aprendizajes.
- Hay que saber todo lo posible sobre la deficiencia visual y el diagnóstico oftalmológico, su origen, evolución y pronóstico. Es muy importante conocer si el bebé tiene o no resto visual, así como si presenta otras deficiencias asociadas.
- El desarrollo del bebé ciego no es el mismo que el del deficiente visual grave que posee resto visual. Esto es muy importante a la hora de establecer las actividades del programa de atención temprana.
- Hay que estimular el resto visual del bebé, por muy pequeño que sea, porque la capacidad de ver no es innata ni automática, se desarrolla con el uso.
- Un bebé ciego, que no recibe ningún tipo de estimulación intencional, es más pasivo porque no puede atender a los estímulos visuales ni alcanzar los objetivos que le rodean; por eso deberá desarrollar sus capacidades auditivas y táctiles mediante el aprendizaje.
- El lenguaje es un instrumento de información fundamental para el niño ciego desde los primeros momentos. Le sirve de contacto con el medio que le rodea.